Los especialistas subrayan que para poder poder ayudar a los niños que son victimas de abuso sexual es fundamental reconocer las señales de alerta y actuar de inmediato.
La violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes es uno de los delitos más subreportados, invisibles e impunes, y afecta transversalmente a toda la población. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cinco chicas y uno de cada 13 varones son víctimas de abuso antes de los 18 años. Por otro lado, desde Red por la Infancia estiman, en base a datos del INDEC, que 2.000.000 de niños y niñas son potencialmente víctimas de abuso en la Argentina, aunque solo se denuncia el 10% de los casos.
Los especialistas subrayan que el pronóstico de los chicos y las chicas que son víctimas de abuso sexual cambia completamente si encuentran un adulto que esté emocionalmente disponible para brindarles ayuda y que actúe para protegerlos. Según la psiquiatra Irene Intevi, solamente a un 20% de los niños y niñas que empiezan a hablar del tema o intentan develarlo, se les cree. Los chicos intentan buscar ayuda, pero esto va a depender de si encuentran del otro lado cierta receptividad y un contexto de seguridad.
En esa línea, Silvia Ongini, psiquiatra infantojuvenil del Departamento de Pediatría del Hospital de Clínicas y cofundadora del Centro de Asistencia y Prevención del Abuso Sexual en la Infancia y Adolescencia (Cepasi), subraya que el rol del adulto protector es fundamental, ya que de su actitud frente al niño o la niña dependerá que estos puedan contar lo que les pasa o callar para siempre. Mostrarse enojado, angustiado o usar frases como «¿por qué dejaste que te hiciera eso?», «¿por qué no te fuiste o le dijiste que no?», contribuyen al silencio. En cambio, otras como «fuiste muy valiente al contármelo», «nada de lo que pasó es tu culpa», «te vamos a ayudar para que esto no vuelva a pasar nunca más», son respuestas que marcan la diferencia.
Publicada en Diario LA NACIÓN, 30 de septiembre de 2021